Bueno, por fin has terminado de disfrutar de las comidas de Navidad y celebraciones varias con los queridos compañeros y jefes. Seguro que ha sido toda una experiencia de comportamiento organizativo que merece la pena analizar, al hilo de una anécdota que me contaba alguien esta semana.
Me contaban como en estas celebraciones, en el cachondeíto típico de la tercera copa, varios compañeros empezaron a «compartir sus apreciaciones» (creo que la frase que utilizó era otra) sobre «el mono». El sujeto en cuestión es el típico «trepa» que todos habéis sufrido por arriba, por abajo, o a los lados de vuestro equipo, y lo de «mono» venía por el dicho de que «cuanto más alto trepa el mono más se le ve el trasero». Está gracioso el calificativo y, de hecho, fue una charla de lo más zoológica, ya que escuché frases como «cuando veía cerca al jefe, sacaba todas las plumas como un pavo real», «al muy cab… habría que…», «a todo ce… le llega su San Martín» …. vamos, que levantaba pasiones.
Pero, ¿tanto daño hace al equipo un trepa, para merecer que alguien le dedique tanto tiempo y esfuerzo aunque sea para criticarle?.
Mi opinión es que, para trabajar, no es tan relevante cómo sea una persona. Me explico: obviamente en todos lados hay gente mala (léase malvada) y buena. Buenos y mediocres profesionales. Gente adecuada para lo que hace y gente no adecuada. Motivados y desmotivados. De ida y de vuelta. Amables e insoportables. Egoístas y colaboradores. Guapos y feos. Pero, con todos ellos, tenemos que trabajar. Y para eso, hay que ser práctico y efectivo. Veamos:
1.- Todo es cuestión de percepción
Yo tenía un jefe con el tenía algunas discusiones al hilo de cómo tenía que ser mi equipo: me decía «este no es suficientemente bueno», «tienes que tener a los mejores», y cosas similares. Mi contestación siempre era: «Estoy de acuerdo, es lo ideal y voy a luchar por conseguirlo, pero mientras tanto, voy a actuar como un buen manager. Y un buen manager es aquel que, sin tener a los mejores, saca lo mejor de los que tiene«. Claro. Hay demasiadas cosas que hacer como para vivir todo el día en el «si tuviera».
Os invito a aplicar esta filosofía a vuestra relación con compañeros, subordinados y jefes. Por dos motivos:
- Hay tanto que hacer para cumplir con los objetivos que nos marcamos, que tenemos que ser tremendamente prácticos y orientados a lo que realmente aporta valor. Por tanto, tenemos que buscar todo aquello que esa persona nos puede aportar a nosotros o al equipo, para cumplir esos objetivos. Y lo hay. Aplica la regla de Pareto a esto también: piensa el 80% del tiempo en utilizar, extraer y potenciar lo que de bueno te aporte y el 20% restante a desahogarte reconociéndote lo mal que te cae, lo incapaz que es, etc.
- La opinión que tienes sobre el comportamiento del otro, tendrá un alto porcentaje de subjetividad y una buena dosis de lejanía con la realidad. Por lo que sea, te habrás formado una imagen, un prejuicio del otro que, como dice D. Pallota en este excelente artículo, te incapacita para escuchar (observar) al verdadero otro:
(…) realmente no estás escuchando a la otra persona en absoluto. En cambio, estás escuchando a lo que la voz que en tu cabeza te está diciendo sobre lo que el otro está diciendo. Tu interlocutor se queda atrapado en la prisión de tu prejuicio, y nunca puede presentarse a ti en otra forma (…)
2.- No critiques
No critiques en público a un compañero del equipo. Guárdate tu opinión. Eso tiene un efecto devastador en el equipo: normalmente otros compañeros tendrán opiniones de algún modo similares, y rápidamente buscaréis el área de encuentro, y amplificaréis el problema. ¿Que no?, esto pasa:
– Manolo no me ha saludado en el pasillo
– ah, pues yo si que le he dicho hola al entrar, pero ahora que lo dices el otro día en el parking no me dijo ni hola
– es que no saluda nunca
– ya, es que es un engreído
– y piensa que somos inferiores, ¿no te has fijado como nos trata?
– no lo soporto, es un ca…
– ….
(a todo esto, Manolo suele ir con sus cascos escuchando música y ni se ha enterado de que le han saludado)
3.- Trata a los demás como clientes
¿A que frente a un cliente no tienes tantos miramientos, ni le juzgas tanto?. Porque vas a lo práctico. A servir sus necesidades y a hacer tu trabajo. Cito a J. Glickman en este artículo:
(…) tratar a tu jefe y a tus colegas como si fueran clientes te permite conseguir dos cosas importantes: i) demuestras a tu equipo que les respetas – suficiente como para tratarles con el mismo nivel de cuidado y cariño con el que tratas a otros VIPs; ii) te permite practicar, de modo que estés más preparado para la realidad – cuando estés realmente hablado con tu cliente (…)
4.- Busca la (auto) motivación
Tu puedes contribuir significativamente al éxito de tu proyecto profesional simplemente centrándote en ver el vaso medio lleno y ayudar a ver la parte positiva a los compañeros de tu equipo. Como dice J.Collell en este post:
(…) la auténtica innovación proviene de tener equipos humanos comprometidos, imaginativos, inspirados para que cada uno de sus miembros contribuya con todo su potencial en encontrar las mejores soluciones al servicio de sus clientes y al servicio de la misión de la compañía. (…)
Y uno de las formas en que más puedes desmotivar a tus compañeros es si te centras en ver lo que otros hacen mal. Prueba a centrarte en las fortalezas, en construir un entorno de reto y positivo a tu alrededor. Funciona. Serás más actractivo para tus compañeros, querrán trabajar más contigo, tendrás más éxito en tu proyecto. Y ellos también.
Cuidado, no te conviertas en un dementor, que «absorbe la esperanza y los sentimientos positivos». No robes la energía de tus compañeros. Los dementores son tremendamente peligrosos para las organizaciones, y ya sabes que dicen que sólo se les puede matar con chocolate.
5.- La misión compartida de un equipo es más importante
En este punto, puedo extenderme un poco. De hecho, hay cientos de libros al respecto. Pero para sintetizar mi opinión permitidme que os remita a un breve artículo sobre la motivación en el ejército Chino. Lo explica muy bien y muy sencillo.
6.- Si tu eres el jefe, lidera con el corazón
Tendrás que dedicar el 80% de tu tiempo a ver lo que ocurre con tu equipo, a detectar situaciones como ésta y a solucionarlas. Ya os he comentado en un post anterior mi aproximación al liderazgo, y también os recomiendo este simple decálogo. Trabaja desde la honestidad y la humildad.
Bueno, pues ¿Y tú, qué opinas?.
Ánimo, vas a tener unos días sin ver a tu «mono», ahora ¡a por los cuñados!.