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Mapa de innovación personal: los cuatro cuadrantes

Publicado en: Personas|04/04/2012|Tags: competencias, complejidad, gestion de personas, incertidumbre, mapa de innovación personal, marca personal, plan de desarrollo
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Mapa de innovación personal: los cuatro cuadrantes

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Terminamos con este artículo la serie de cuatro entradas que explican la metodología de desarrollo que he dado en llamar mapa de innovación personal. Así, si en el primer artículo nos centrábamos en presentar el concepto, en el segundo artículo definíamos los marcos temporales para establecer un plan y en el tercer artículo de la serie referenciábamos un manual para el desarrollo competencia, en este último vamos a describir qué es lo que debemos hacer en cada uno de los cuatro cuadrantes.

Cuatro cuadrantes, parte de un todo

Si recordamos, el mapa de innovación personal se componía de cuatro cuadrantes, en función de el enfoque de la innovación (interno y externo) y del nivel de disrupción que dicha innovación supusiese (evolutiva y disruptiva). Por tanto, da lugar a cuatro tipos de innovación: la operativa -evolutiva e interna-, la innovación en portafolio -evolutiva y externa-, la innovación en la gestión -disruptiva e interna- y la innovación estratégica -disruptiva y externa-.

Mapa de Innovación
Es importante hacer notar que todos los cuadrantes forman parte de un todo. Aunque ya hemos hablado de que conviene repartir nuestros esfuerzos a lo largo de todos ellos, antes de entrar a describir que tipo de innovación se debe desarrollar en cada uno, me gustaría volver a resaltarlo. Creo que precisamente la potencia del modelo viene porque desarrolla estas cuatro visiones simultáneamente y, al igual que ocurre en la empresa, no se puede -no se debe-, centrar uno en un tipo de innovación sin trabajar simultáneamente los otros tres. Queda, pues, hecha la salvedad.

Innovación operativa. Va de competencias

En primer lugar debemos comenzar por la innovación que nos es más sencilla, la que nos va a permitir adquirir nuevas destrezas, nuevos conocimientos o nuevas competencias. Es quizá la menos lustrosa o visual, pero por otro lado es necesaria como palanca sobre la que apoyarnos. Creo que por eso es la más importante de todas:

  • En primer lugar, ha de venir precedida de un ejercicio de análisis. Lo que, unido al ejercicio de planificación estratégica que ya os solicitaba en el primer artículo de la serie, nos habilita para un mejor enfoque del resto del plan.
  • El trabajo en nuevas destrezas, habilidades o competencias es un excelente punto de apoyo para otro tipo de innovaciones. Si hemos hecho algún tipo de visualización a futuro y somos capaces de construirnos una imagen de dónde nos gustaría estar, a buen seguro los primeros pasos del camino los daremos en base a aprender algo nuevo.

Por ese motivo, dediqué un artículo a referirme a una guía de muy alta calidad para el desarrollo de habilidades (véase aquí). Creo que basta seguir los pasos del libro referido  para trabajar este cuadrante. Y debemos centrarnos en muy pocos cambios, tres o cuatro a lo sumo. No olvidemos que es el área al que dedicaremos más tiempo y también es la base para las demás.

Innovación en portafolio: salimos fuera

Posiblemente sea mucho más atractivo el segundo cuadrante: aquél que siendo innovación evolutiva tiene un enfoque más externo. ¿Cómo podemos enfocarlo?. Yo os propongo intentar dar respuesta a esta pregunta:

¿Cómo puedo aportar más valor hoy, con lo que sé hacer?.

Parece una pregunta un poco trivial, pero su respuesta te va a llevar a dar una serie de pasos que te colocarán de lleno en el marco de la innovación en portafolio:

  1. En primer lugar, no se trata de aprender cosas nuevas, sino de «sacar al exterior» cosas que ya sé hacer. Quizá apalancarme en mis fortalezas, quizá en algunos conocimientos que ya no utilizo tanto. El caso es que si hemos dedicado un rato al análisis del cuadrante 1, al igual que las áreas de desarrollo, habremos detectado estas fortalezas a aplicar aquí.
  2. En segundo lugar, la clave está en «aportar más valor hoy». Es una llamada a la acción inmediata. Se trata de alimentar(te) resultados a muy corto plazo, y por tanto de conseguir la energía para el siguiente paso. No hay que complicarse la vida con grandes planes. Pueden ser cosas muy simples como «si soy muy bueno haciendo presentaciones de powerpoint, porqué no me ofrezco a mi compañero a ayudarle con la suya» o «ya que se me da tan bien hacer la lista de la compra, me ofreceré voluntario para el acta y seguimiento de los puntos de acción de las reuniones de esta semana».
  3. En tercer lugar, está implícito en el hecho de aportar más valor el hecho de hacerlo frente a terceras personas. Y quizá ésta es la clave del cuadrante: innovaremos en nuestra manera de relacionarnos con los demás, y bajo la premisa de aportarles más valor con lo que sabemos hacer. De modo que una de las componentes a trabajar es el cómo, cuándo y dónde nos relacionamos con los demás. Se tratará de reforzar nuestros puntos de presencia, o investigar nuevos entornos y lugares.
  4. Podemos visualizarlo de manera más gráfica si somos capaces de «empaquetar» nuestras habilidades en forma de productos o servicios nuevos que ofrecemos a nuestros «clientes»: los demás.
  5. Como consecuencia directa de ello, generaremos un impacto en los demás. Dicho de otra forma, reforzaremos nuestra marca personal (la imagen que dejamos de nosotros mismos en los demás). Nótese como esto de la marca personal no tiene tanto que ver con estar presente en las redes sociales, como en ser capaces de aportar más valor, hoy, a los demás. Obviamente, uno de esos nuevos lugares donde nos relacionemos con los demás que menciono en el punto 3 pueden ser las redes sociales, pero es sólo un subconjunto de la propuesta.

Innovación en la gestión: el nuevo yo

El tercer cuadrante es el de la innovación interna pero disruptiva, y quizá por eso sea más difícil de describir o de generalizar como parte del método ya que depende mucho de cada uno. Sin embargo creo que se entiende mejor si trabajamos desde esa perspectiva de «construir un nuevo yo» (profesional, se entiende).

Es ahí donde juega un papel importante nuestra capacidad de «leer», «interpretar» o «gestionar» el futuro, o mejor dicho, las tendencias de futuro: ¿Qué cosas son relevantes?, ¿Qué partes de lo que hoy hago dejan de tener sentido?, ¿Qué cosas tengo que dejar de hacer?, ¿Cuáles incorporo?. Del mismo modo que en la innovación evolutiva nos hemos centrado en incorporar nuevas habilidades o en poner en valor las que teníamos, en este caso va, en primer término, de eliminar ese % de ADN que ya no va a resultar relevante en el futuro. Ocurre lo mismo que en la gestión empresarial, como ya comentábamos en un artículo anterior.

Pero, claro, por mucho que en esta época de crisis y cambios, este cuadrante pueda resultar a priori de los más atractivos para empezar nuestro mapa de innovación personal, yo os había rebajado a propósito la dedicación de este cuadrante en vuestro plan porque es aquí -al haber disrupción- donde juega un papel importante la gestión de la incertidumbre.

Creo que un mapa excelente para gestionar este cuadrante es el que describe José Cabrera en este artículo, cuando habla de zonas de previsibilidad, nuevas tendencias y zonas de ruptura. En concreto:

(…) Tu mapa actual también te servirá para identificar aquellas nuevas tendencias que ya habías intuido y que han comenzado a cuestionar tu realidad; es decir, que han puesto en duda la fiabilidad de las herramientas que hasta ahora utilizabas para abordar los problemas, o la misma forma en que interactúas con los demás …

Innovación estratégica: el horizonte a 10 años

La gestión de este último cuadrante tiene muy poco que ver con muchas horas de trabajo, interacción con los demás o nuevas competencias y sin embargo necesita de todo ello.  Pero sobre todo tiene que ver con tener clara la visión de qué queremos conseguir de aquí a 10 años e ir creando las condiciones para que eso suceda.

Es por tanto un enfoque de abonar el terreno, construir relaciones, practicar habilidades, dar pequeños pasos en una dirección marcada. Cuando hablábamos de la gestión del crecimiento empresarial, introdujimos el modelo de los horizontes del crecimiento. En este caso estamos hablando del horizonte 3 de nuestro plan de carrera, y por tanto es la visión, más que la planificación, la que nos va guiando hacia allí.

Es la parte de nuestra agenda de desarrollo que dejamos más abierta, pero que igualmente vamos a ir gestionando proactivamente para que nos lleve a algún sitio. Mi recomendación es que lo visualicemos en base a espacios en los que querremos estar: si querremos estar «ahí», vayamos dedicando tiempo a conocer «qué es estar ahí», «dónde está ahí», «quién es ahí». Un poco críptico, quizá, pero seguro sabrás disculpármelo.

En conclusión, ¿crees que te servirá?.

Bueno, este es, someramente, el mapa de la innovación personal que utilizo a modo de guía en mi desarrollo profesional. Ahora te hago a tí la pregunta:

¿Crees que te servirá?

Y tú, ¿qué opinas?.

02/04/2013 srllorente

Sobre el autor

srllorente

Santiago Rodriguez Llorente

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