A mi alrededor veo mucha actividad últimamente en torno al fenómeno emprendedor. Creo que es muy bueno porque se está generando un «mercado» que poco a poco va a despegar. Es cierto que cuando hablas con los «early adopters», los emprendedores de toda la vida, te encuentras algunas situaciones en las que éstos miran al fenómenos de emprendizaje como si se estuviera descafeinando en su esencia. Como si, ahora que sale en la prensa, se perdiera parte de su puridad. No les falta razón, pero creo que es bueno que ocurra.
Y lo es porque sospecho que estamos en esa fase del desarrollo de un mercado que Geoffrey Moore
A modo de introducción, una excusa.
Y puestos a dar soporte al movimiento, y acompañando el lanzamiento de los servicios de mentoría para emprendedores que hemos denominado 10 pasos para tu idea, iniciamos hoy una nueva serie de artículos que vamos a amparar bajo la nueva categoría de 10 pasos para tu idea, que también tiene su newsletter propia a la que te puedes suscribir aquí si sólo estás interesado en los artículos sobre este tema. ¿Y que pretendemos con estos artículos?, pues básicamente lo mismo que hacemos con las otras categorías, ordenar las ideas y compartir las experiencias que vamos compartiendo con la gente que nos encontramos en el camino. Describir metodologías y debatir sobre lo que funciona y lo que no funciona en un modelo de gestión empresarial, el emprendizaje, fundamentalmente distinto a aquel que se ha venido enseñando en las escuelas de negocios durante muchos años. En el que nos hemos criado muchos de los lectores de este blog y, desde luego, su autor.
De modo que lo escribo desde la honesta humildad del que está aprendiendo, por comparación, a gestionar en entornos de emprendizaje y a comparar y transferir lo aprendido a los entornos tradicionales de gestión empresarial. Intentando, de ese modo, facilitar el cruce del «abismo» a aquellos que lo estais dando. Por tanto, no vais a encontrar en esta categoría tantas experiencias personales como en las otras, lo siento pero no acumulo tantas. Eso si, encontraréis la síntesis de muchas horas de conversación con verdaderos emprendedores, inversores, mentores o business angels y algo de la experiencia que como emprendedor uno mismo ya va acumulando desde hace un par de años.
Dicho lo cual, vamos al grano. Una de conceptos básicos: ¿Qué diferencia una idea de una empresa o de un negocio?.
Al principio fue la idea
Hay una definición que le leí a Steve Blank hace un par de años que reconozco que me ha gustado mucho y que repito con frecuencia en cuanto que ayuda enormemente a enfocar los proyectos de innovación o emprendizaje:
«una startup es una organización provisional construida al objeto de validar un modelo de negocio. No es igual a una empresa, que tiene como misión la de explotar al máximo un modelo de negocio conocido»
… Y de adaptarse al cambio para sobrevivir en el tiempo, añadiría yo, en un entorno, como ya he comentado muchas veces, que acelera los tiempos de cambio y reduce los entornos y tiempos en los que se puede «explotar al máximo un modelo de negocio … conocido»
Creo que es conocida por todos la diferencia entre idea y empresa. Es como pasar de las musas al teatro. Del mundo inacabado de las ideas a la capacidad de ejecutar y de ponerlas en práctica. De esto hablamos mucho cuando hablamos de innovación. Cuando vivimos en el entorno de la creatividad y la generación de las ideas y cuando lo llevamos a la práctica a través de la innovación, que es la capacidad de generar valor por medio de adopción y puesta en práctica de una idea.
De modo, que al ser conceptos mas conocidos, no insistiremos más en ellos.
No es lo mismo startup que empresa
Ahora bien, según nos dice Steve Blank no es lo mismo startup que empresa. Al menos no en cuanto a su objetivo a corto plazo o a su manera de organizarse y funcionar. Si una startup aún no ha validado su modelo de negocio, o cómo su propuesta de valor es adoptada por el mercado -inicialmente- y después no ha validado cómo puede ganar dinero de forma repetitiva y más o menos predecible, es lógico que no pueda ni deba utilizar los mismos modelos de gestión que utilizan las empresas establecidas.
Aquí tenemos una de las primeras sorpresas que se llevan los gestores neófitos en emprededuría pero con experiencia en gestión empresarial en empresas establecidas: no es que los emprendedores sean unos chapuzas (que los hay), sino que se gestiona de manera distinta porque el objetivo es distinto. Cuanto antes lo tengamos claro, mejor vamos a conseguir cruzar el abismo. Y en esa labor de difusión hay que reconocer el mérito, no ya de Steve Blank que fue un poco el padre de la criatura, sino de uno de sus alumnos aventajados: Eric Ries. A tal punto que si no te has comprado y leído su libro «Lean Startup» hay a muchos eventos de emprendedores en los que simplemente no te dejan entrar (dicho lo cual, recomiendo vivamente la compra y lectura del mismo).
Sin embargo, si que podemos decir que una startup es muy parecida a una empresa en cuanto a su propósito: crecer.
Si no quieres crecer, no eres startup ni empresa
De modo que viéndolo por el lado del propósito generamos otra categoría: aquellas que no tiene vocación de crecer, sino de ser. Su vocación es dar lo necesario para vivir, pero nada más.
¿Como las llamamos?. No tengo ningún gurú a mano que pueda darme una gran definición por lo que os propongo, por ejemplo, llamarlas un negocio.
A la hora de emprender, creo que conviene tener claros estos conceptos. Es importante porque está intimamente relacionado con el propósito de lo que queremos haceer, y en base a eso debemos establecer nuestra estrategia posterior definiendo qué hacemos y cómo hacemos.
La primera sesión de trabajo con un emprendedor mentorizado siempre la dedico a entender y hacerle entender el porqué de lo que hace: su propósito. Sin ese análisis, cualquier estrategia posterior corre el riesgo de estar equivocada.
Porque no es lo mismo:
- un negocio para vivir de él que
- una startup para hacerla crecer y genera el beneficio a través de su venta o
- una empresa para explotarla al máximo y rentabilizarla a través de la combinación de mejoras en los procesos operativos y el tamaño del negocio.
Primera recomendación
Cuando enfrentes tu proyecto, pregúntate hacia que dirección vas a ir. En qué situación de las tres anteriores te encuentras ya que esto marcará, si no el qué, si el cómo vas a actuar los próximos 5 años. Aquellos que marcan el éxito (dicen que solo el 10%) de los que sobreviven tan mágica cifra.
Y tu ¿qué opinas?.
Me gusta lo del «propósito». Es un concepto más asequible que lo de la visión y la misión. Y estoy muy de acuerdo contigo en que ahora se ven más emprendedores que nunca. Puede que haya una vocación de autoempleo más que otra cosa, es decir, tener un negocio, pero me parece que es algo positivo para un país como España, con mucha aversión al riesgo y estigmatización del fracaso. Veremos cómo evoluciona el mercado del emprendimiento pero yo también pienso que se abren oportunidades para todos.
Un saludo!