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Solopreneur y Teampreneur en cinco puntos.

Publicado en: Metodo Emprendedor|03/12/2012|Tags: aprendizaje, emprendedor senior, emprendizaje, ingresos higiénicos, rob walling, solopreneur, teampreneur
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Solopreneur y Teampreneur en cinco puntos.

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Acabas de salir de tu último empleo por cuenta ajena. La verdad es que los últimos tiempos han sido duros por toda la incertidumbre que llevabas encima. Hay cosas que no controlabas y que por mucho que quisieras, no has podido solucionar. Ahora te ves en la disyuntiva de buscar otro empleo o emprender tu propio negocio. Al fin y al cabo, hay muchas oportunidades ahí fuera que puedes aprovechar. Pero tienes una duda: como emprendedor senior, ¿es mejor emprender sólo o en compañía de otros?. ¿Es mejor ser un solopreneur o un teampreneur?. Lo discutimos en cinco puntos.

Pongamos las bases: ingresos higiénicos.

Antes de lanzarnos a responder a la pregunta, vayamos por partes. ¿De qué piensas vivir hasta que puedas vivir de los ingresos que te dé tu nuevo negocio?. Conviene que lo pensemos con detenimiento. Tienes la opción de ir viviendo de los ahorros que has generado en tu etapa anterior. Puede ser, además, que hayas tenido una indemnización de tu anterior empleo que te permita ir tirando una temporada e incluso invertir dinero en tu nuevo negocio. Lo razonable es ir tirando de ese dinero y empezar ya con lo de emprender, ¿no?.

Mi recomendación va por otro lado. Creo que en los meses iniciales debes intentar, por todos los medios, vivir de un cliente, no de lo que tengas ahorrado. La razón es que los primeros meses (puede que hasta los dos primeros años) vas a estar en periodo de aprendizaje como emprendedor. Tienes que tomarte esa etapa como una etapa de transición en la que desarrollar ciertos aprendizajes.

Seguramente cuentas ya con un buen bagaje muy necesario, como puede ser una experiencia previa de gestión, unas ciertas habilidades profesionales y también el conocimiento de un mercado y de una serie de personas que te ha permitido tener la suficiente confianza como para comenzar la aventura emprendedora. Sin embargo, hay algunas herramientas que tienes que desarrollar para tener éxito en tu etapa emprendedora. Las más importantes: la gestión del riesgo y la capacidad de vender tu valor añadido.

Si lo miramos desde esta perspectiva, el período inmediatamente posterior a dejar el empleo por cuenta ajena puede convertirse en una magnífica oportunidad para entrenarse en el desarrollo de esas dos habilidades. Hay una diferencia entre tirar de los ahorros que tenemos e invertirlos en nuestro nuevo negocio sin estar preparados (fundamentalmente, nos centraremos en la idea, y perderemos la oportunidad de centrarnos en nosotros mismos) y dedicarse un tiempo para entrenar aspectos que serán críticos para el negocio futuro.

Ahí es donde entra el concepto de ingresos «higiénicos». Vamos a buscar clientes que nos financien nuestro entrenamiento como futuros emprendedores. Vamos a «hacer cosas» por las que otras personas nos paguen en función del valor aportado. No me digan que no es un buen entrenamiento: tendremos que determinar qué sabemos y podemos hacer, tendremos que buscar clientes, vender, organizar nuestro tiempo para ser productivos y ejecutar los trabajos, cobrar, y conseguir vivir con unos ingresos mínimos (que nadie piense que vas a ingresar lo mismo que cuando trabajabas para otros) que nos entrenarán en el noble arte de la austeridad (bootstrapping lo llaman los cursis en el argot emprendedor) y en la gestión de nuestra cuenta de resultados.

¿Y qué podemos hacer para conseguir esos ingresos higiénicos?, pues tampoco nos compliquemos mucho la vida. Se puede poner en valor el conocimiento que uno tiene trabajando en el clásico modo de «consultor-formador», también si tienes conocimientos técnicos, puedes trabajar como «desarrollador-programador-técnico» freelance, o simplemente «hacer cosas». ¿Que no es del mismo nivel y categoría de lo que hacías antes?, ¿y qué más da?. No olvides que estás empezando de nuevo, eres un becario de emprendizaje y estás aprendiendo.

Ya, pero sólo es muy aburrido.

Si. Ya lo se. Lo primero que vas a echar de menos es trabajar con gente. Independientemente de lo orientado que seas al «trabajo en equipo», el caso es que todos estamos acostumbrados a trabajar con otras personas y, en el momento en que empiezas a funcionar como TuMismo S.L., te sientes sólo y tienes la tendencia inmediata a buscar nuevos compañeros de viaje que puedas embarcar en el nuevo proyecto. Hace menos frío, con otros es mejor, podemos repartir fuerzas.

Ya. Si. estoy de acuerdo, pero esto no es lo mismo que trabajar en una empresa. No se trata de llegar por la mañana, tomar un café con los compañeros y pasar a hacer las tareas de todos los días. En el nuevo proyecto emprendedor, cada día será una aventura. No sabréis qué pasos hay que dar y, aunque es cierto que un buen equipo te puede ayudar, también está claro que tu tienes que estar muy convencido y muy entrenado en las cosas que puedes aportar a los demás.

Hay un pequeño ebook de Rob Walling, «Start Small, Stay Small» que recomiendo leer a aquellos que estéis en esta fase. Rob parte de la misma idea que expongo:

Un emprendedor es un visionario. Una persona que ve potencial en una idea y es capaz de convertirla en un negocio viable desde nada. Es la persona que invierte cientos de horas en construir y lanzar un producto, venderlo y saltar cualquier obstáculo a lo largo del camino. Puede tener la vocación de empezar y permanecer solo (no tener empleados bajo ninguna circunstancia, centrarse en un pequeño nicho de actividad y vivir un determinado estilo de vida) o tener una visión más amplia pero que requiere ir escalando poco a poco la idea a medida que se van teniendo los recursos y se van validando las etapas. En ambos casos, el 90% del conocimiento necesario para tener éxito es idéntico.

Es decir, esto no va a ser tiempo perdido en el caso de que luego quieras continuar algo más grande. Es tiempo invertido. Invertido en aprendizaje de, al menos, cinco puntos:

  1. Aprender que el hecho de emprender te va a dar el beneficio del control de tu vida, pero que esto tendrá un precio: el que tendrás que ser infinitamente más productivo (salvo que quieras trabajar 25h al día) y tendrás que gestionar mucho mejor el riesgo y la incertidumbre (porque todo dependerá de tí y no de un ente llamado «la empresa»).
  2. Aprender que no existe una relación proporcional entre la cantidad y calidad del trabajo realizado y los ingresos generados. Romper ese esquema mental que traemos de la empresa por el cual cuanto más trabajes y mejor lo hagas, más ingresos vas a tener (aumentos, beneficios, bonos, etc.). En el mundo real, por mucho que tu quieras, por muy bien que lo hagas, a veces el cliente no compra.
  3. Aprender a conocer cuáles son tus objetivos personales. Los valores sobre los que sustentas tu trabajo. Tus motivadores (impulsores) y tus anclas (aquellas cosas que no estás dispuesto a poner en riesgo). A construir los cimientos de tu yo empresario.
  4. Aprender a externalizar trabajos, a gestionar la agenda más eficazmente, a centrarte en lo que verdaderamente genera valor y a olvidarte de lo superfluo con lo que se puede llenar una jornada laboral. Aprender a definir tus propios procesos, automatizar tareas, a planificar por anticipado, a gestionar el todo de un pequeño negocio.
  5. Aprender a aprender. A buscar lo realmente importante, a estudiar, a acudir a los sitios relevantes, a conocer a gente relevante, a presentarte, a aportar, a vender. A nadar solo, con las únicas capacidades que quepan en tu cabeza y en tu red de contactos activos.

Los cinco puntos a considerar.

Volvamos de nuevo al principio. ¿Tiene sentido que sea un cliente al que le aportes valor por algún trabajo realizado el que te financie esos cinco aprendizajes o prefieres financiarlos con los ahorros que tienes en el banco?.

Yo lo tengo claro. Primero entrenemos como solopreneurs, porque una vez que lo hayamos hecho y estemos preparados, podemos dar el salto. El gran salto a constituir un equipo emprendedor. A buscar otros teampreneurs con los que compartir el verdadero proyecto emprendedor, pero a los que si que puedas aportar (y demandar) unas habilidades que son distintas a las que traías en el zurrón de ex-empleado.

Porque al emprender con socios aparecen más problemas de los que había antes con los compañeros de trabajo en la empresa. Hay dinero de por medio, hay incertidumbre de por medio, y hay pocos medios para hacer muchas cosas. Suele haber problemas si el equipo no tiene la madurez emprendedora necesaria.

Pero también hay muchas ventajas. La posibilidad de hacer cosas más grandes. De llegar a más, de compartir con más. De tener una causa y un alcance mayor. De divertirse más, de aprender más, de flexibilizarte más.

Para unos y otros, los solopreneurs y los teampreneurs, os dejo cinco recomendaciones. Que no son mías sino del gran Félix Lozano, pero que me inspiran en el proceso en el que estamos:

  1. Primero hay que hacer. Porque hacer desencadena el proceso de construcción de aquello que necesitamos. No esperemos a estar listos para hacer. Hagamos y luego preparémonos.
  2. Buscar activamente el error. Porque si nos acostumbramos a trabajar con el error como oportunidad de aprendizaje, minimizaremos el miedo a la incertidumbre y desarrollaremos músculo «aprendedor». Y, sobre todo, no perderemos el tiempo que perdíamos en el empleo anterior buscando al culpable del error.
  3. Compartir y dialogar. Hablar activa y sistemáticamente sobre las expectativas, nuestra visión, objetivos, las responsabilidades. Dialogar con tu equipo de Teampreneurs o con tu compinche, si es que aún eres Solopreneur.
  4. Vender algo útil. Y acostumbrarte a comprender el esfuerzo y a calibrar el coste de la venta. A estar siempre preparado para vender en cualquier situación, para aportar valor en cada momento.
  5. Ser fieles al porqué. Asegurarse que estamos enfocados en nuestros valores y en conseguir que nuestro proyecto, nuestra vida, tenga un sentido.
Y tu, ¿qué opinas?.

04/12/2012 srllorente

Sobre el autor

srllorente

Santiago Rodriguez Llorente

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