Hace un tiempo que tenía este artículo a medio escribir, pero casualmente la semana pasada leo este artículo en los blogs de HBR que comienza exactamente así: «Imagina que has invertido años de sangre, sudor y lágrimas en el trabajo y has subido con éxito en la escalera corporativa sólo para levantarte un día y darte cuenta que no te gusta lo que haces. Antes lo amabas, y cuanto más éxito tenías, más responsabilidades acumulabas como jefe hasta que, ironías del destino, todo el trabajo duro y éxito anterior te ha traído consigo un trabajo que no te llena». Estoy seguro que a muchos os ha pasado pero, ¿qué pasa, si soy jefe y no estoy motivado?.
La importancia del jefe
Hace ya 30 años que Gallup estudia sistemáticamente el compromiso de los empleados en las organizaciones. En este tiempo ha trabajado con cerca de 17 millones de empleados en todo el mundo, concluyendo que la fortaleza de cualquier organización puede ser correlada estadísticamente con 12 preguntas clave y que su respuesta positiva también correla con cuatro tipos de resultados de negocio: productividad, rentabilidad, retención de empleados y satisfacción de cliente.
Pues bien, de esos estudios se derivan algunas evidencias interesantes: los empleados no abandonan las empresas, abandonan a sus managers y supervisores. El impacto que un jefe tiene en el entorno de trabajo hoy puede ser sumamente valioso o costoso en la organización y en la gente que trabaja allí. De hecho, también según un estudio reciente de Gallup, el 24% de los empleados en Estados Unidos, despedirían a su jefe si se les diera la oportunidad.
Por otro lado, Gallup ha encontrado que los buenos jefes poseen ciertos talentos identificables o patrones de pensamientos, sentimientos y conductas, entre los que se incluyen:
- Satisfacción por ver a sus empleados crecer y tener éxito, incluso si supera a su propio jefe.
- Conocimiento intrínseco de cómo conseguir el encaje de la persona correcta con la función correcta.
- Definir las expectativas en base a la definición del resultado esperado.
- No diseccionar cada función hasta los pasos exactos que se han de dar para llevarla a cabo
- Ayudan a la gente a crecer dentro de una función en vez de hacerla crecer fuera de la función
- Hacen crecer a la gente desde sus habilidades y competencias propias, no intentando incorporarles lo que no tienen.
Es más, de Gallup también hemos aprendido muy recientemente que, en realidad, las grandes compañías no existen. Lo que existen son grandes entornos de trabajo. Y estos entornos de trabajo tienen mucho más que ver con la existencia de una relación de confianza y cuidado mutuo entre cada jefe y sus supervisados que con las grandes políticas corporativas, la percepción o no de la alta dirección o la transmisión correcta de la estrategia corporativa.
¿Cómo se explica esto?, pues porque de los cuatro factores fundamentales del compromiso del empleado con la organización y su trabajo que se revelan tras años de estudios, tres son responsabilidad directa e ineludible del jefe directo:
- ¿Conozco lo que se espera de mi en el trabajo?
- ¿Tengo los materiales y el equipamiento necesario para hacer mi trabajo correctamente?
- En el trabajo, ¿tengo la oportunidad de hacer lo que se me da mejor cada día?
- ¿Mi jefe se preocupa de mi como persona?
Unos resultados que encajan muy bien con los conocidos factores motivadores intrínsecos del comportamiento individual que tan bien explica Daniel Pink: Autonomía, Propósito y Dominio (capacidad de producir resultados).
Si quieres profundizar más en la metodología y resultados de estos estudios que cito, he encontrado este artículo breve y este otro un poco más amplio, por donde puedes empezar.
El compromiso y la edad
A si que tu, que has trabajado tanto y tan bien para ser jefe te encuentras desmotivado. No es por fastidiarte, pero creo que de la sección anterior del artículo te ha debido quedar claro que estás teniendo un impacto mucho mayor del que piensas en tu equipo.
Puede que los resultados estén saliendo más o menos, puede que hacia arriba estés capeando más o menos el temporal, pero tu sabes que si no estás motivado, no estás dando el máximo que necesitas para ser, además, un jefe que se preocupa activamente por la relación y el desarrollo de sus colaboradores. Lo cual será demoledor para ellos en el medio plazo y ahí verás la caída de los resultados.
Pero no te castigues aún demasiado. No eres el único en esta situación. Es más, de otro estudio de Gallup (hoy estamos insistentes con el tema), encontramos que hay un bajón de motivación y compromiso en los empleados en su década de los cuarenta (apuesto a que te encuentras cerca), hasta el punto que la falta de compromiso activa con la organización es 1.5 veces mayor que la de los menores de 30 o mayores de 60. Bajón en toda regla debido sobre todo a:
- Se ha perdido el foco anterior en el desarrollo personal. El empleo actual ya no les proporciona el reto de aprender y desarrollarse que tenían antes.
- Tal como los psicólogos han venido observando, los objetivos vitales y las fuentes de motivación tienden a cambiar a medida que la gente va haciéndose mayor y es justo en la década de los 40 cuando la mayoría de la gente reevalúa sus objetivos personales y toma decisiones en consecuencia.
- Por otro lado, los mecanismos de motivación extrínseca de las organizaciones son los mismos independientemente de la edad del empleado.
Si volvemos a revisar los factores motivadores de Daniel Pink, tenemos que a la edad en la que uno ya ha alcanzado un buen nivel de desarrollo como jefe, manager o directivo (normalmente en la cuarentena):
- Existe un cambio natural en relación al Propósito personal, y este puede estar, o no, correlado con el trabajo directivo o de gestión que uno esté llevando a cabo en esos momentos.
- Se observa un parón en la capacidad e impulso de desarrollo y aprendizaje, lo que nos resta activos al ámbito del Dominio, que también se va quedando sin gasolina.
- Por último la labor de gestión se ve alegremente aderezada por los procesos de control de la organización: el reporting, el forecasting, el budgeting, el emailing, el meeting, el controlling y el excusing, lo que nos constriñe y limita la Autonomía para crear y para hacer en la forma y manera que nos apetece hacer.
Te toca a tí: los cuatro cuadrantes a cuidar.
Bueno pues no te lo ponen fácil, pero nada de lo anterior va a cambiar. Ni la edad, ni la organización, ni la situación van a favorecer que te motives si estás desmotivado. Y si eres jefe y estás desmotivado, te vas a cargar a tu equipo. Y todo lo que has conseguido hasta ese momento en base a tus capacidades, va a desaparecer a la luz de los pobres resultados que tu equipo dará. Y la culpa será tuya.
De modo que lo único que puedes trabajar es tu bienestar. Tener tu propio plan. Sentirte bien. Estar en tu propia agenda y no en la de otros. Sólo si tu te encuentras a tope podrás conseguir reencaminar tu carrera.
Es más, tu bienestar no sólo es importante, sino que es contagioso:
- Los niveles de bienestar en los miembros de los equipos están significativamente conectados y dependientes de los de otros miembros del equipo. La conexión de bienestar entre los miembros de un equipo es mucho mayor que entre empleados que no son del mismo equipo. Las organizaciones operan por células de conexión que se retroalimentan, también, emocionalmente (seguiremos hablando más veces de redarquía).
- Los jefes y sus subordinados tienen una influencia mutua en el bienestar del otro, y esta influencia crece con el tiempo: los reportes directos de jefes que se encuentran boyantes tienen un 15% más de posibilidades de estarlo ellos también seis meses después.
Por tanto, tienes una oportunidad para cambiar las cosas, tus cosas, en los próximos meses. Tenemos la excusa de un nuevo año que comienza, por lo que te propongo que trabajes activamente cuatro cuadrantes de tu bienestar:
- En primer lugar, tu salud y ejercicio físico. No vale no tener tiempo para hacer ejercicio o tener demasiadas responsabilidades como para cuidarte. Atrás quedaron los tiempos en los que estaba mal visto que los jefes «perdieran el tiempo» en hacer deporte o cuidarse. Hoy sabemos que si no cargas tus baterías todos los días, si no quemas toxinas y calorías, si no descansas el cerebro con la meditación activa que te proporciona el deporte, no puedes tomar decisiones correctas, que es para lo que te pagan. Y esto tampoco se consigue sin una alimentación saludable. Cómprate energía.
- En segundo lugar, tu bienestar financiero. En este blog ya hemos hablado en otras ocasiones de la importancia de reequilibrar nuestras necesidades financieras ante el nuevo entorno. Una mayor austeridad en nuestro nivel de vida, un mejor equilibrio, nos va a dar mayor libertad. Con más libertad, tendremos menos miedo y por tanto estaremos más dispuestos a salirnos de nuestra zona de confort. A tomar decisiones e impulsar iniciativas que nos llevan a áreas desconocidas. Cómprate valentía.
- En tercer lugar, tu aprendizaje. Empieza por aprender sobre productividad personal. Reorganiza tu manera de trabajar y consíguete una hora al día para exponerte y aprender cosas nuevas. Identifica tus áreas de interés. Cosas que te gustaría saber y que no sabes. Conéctate a los mejores en cada tema, Google te dirá quienes son, sígueles, aprende de ellos, llénate de nuevos retos intelectuales. Cómprate intelecto.
- En cuarto lugar, tus relaciones. Céntrate en las personas. En tu familia, tus amigos, tus colaboradores y en gente desconocida que tienes que conocer. Estáte abierto a conocer gente distinta e interactuar con ellos. A trabajar desde tu mitad emocional más que la racional que tan bien has dominado hasta ahora. Conéctate emocionalmente con la gente. Cómprate amor.
No podemos tener un jefe desmotivado. Es un desperdicio. Lo es para la organización. Lo es para tus supervisados. Pero sobre todo lo es para tí. Ponte a trabajar en ello. Trabaja en tí.
Y tu, ¿qué opinas?.