Estas vacaciones he tenido la oportunidad de ir a esquiar un par de días, después de cinco años sin hacerlo. No es que yo sea un gran esquiador (aprendí tarde), pero mas o menos me defiendo y, sobre todo, me encanta. Solo tengo un pequeño problema: el vértigo.
El otro día me vi en la situación de estar justo al principio de una pala un poco más empinada de lo prevista, un poco de hielo, una estación que no conoces, gente pasando alrededor y tu que no sabes cómo gestionarlo. ¿Me la voy a pegar?. El miedo al ridículo, más que al daño físico, seguramente esté actuando en el subconsciente. Apuesto a que muchos de vosotros ya sabréis de que sensación os hablo.
Bueno pues, ¿cómo gestionamos la incertidumbre de esta situación?. Porque de eso precisamente quiero escribir hoy: de gestión de la incertidumbre, y creo que el ejemplo del esquí me viene bastante bien para explicarme.
La gestión de la incertidumbre y la complejidad es una de los 10 imperativos para la gestión empresarial en 2011 que muy bien subraya José Cabrera en su blog. De hecho, es el primer imperativo. Y lo es porque la proporción de incertidumbre en la planificación y ejecución de nuestra estrategia, o plan de negocio, en el día a día de nuestra actividad se ve acrecentada constantemente. Por un lado está el tema coyuntural (¿?) de la crisis económica, pero es mucho más importante el carácter sistémico de la incertidumbre.
Podríamos escribir mucho sobre el porqué de este carácter sistémico y la persistencia de esta condición de contorno, pero resumiré en tres puntos mi idea del porqué tenemos que hacer de la gestión de la incertidumbre nuestra «core competency» en la gestión empresarial:
- Los avances en la implantación de las tecnologías de comunicaciones en todo el mundo han tenido como consecuencia fundamental que se hayan creado conexiones entre una multitud de personas y organizaciones. Conexiones que facilitan la interacción entre ellos y les dota de un carácter sistémico: lo que hace la red (de personas, organizaciones) es distinto de lo que hace la suma de sus miembros.
- El carácter sistémico del mundo actual, hace que sea intrínsecamente impredecible lo que puede ocurrir. Muchos habréis oído hablar de la «Teoría del Caos» que intenta explicar muchos fenómenos sistémicos en la naturaleza (si no estás muy familiarizado con esta rama de la ciencia, te recomiendo la lectura de estos sencillos artículos de divulgación), y yo pienso que sus principios son aplicables tanto a la gestión de organizaciones y personas, como a los negocios en general: es un entorno no lineal y por tanto no predecible.
- El cerebro humano funciona sobre todo basándose en la experiencia y en la simplificación y modelización de situaciones asimilables en la toma de decisiones (es un principio básico de ahorro energético), como bien explica Rober:
Nuestro cerebro realiza operaciones de asociación constantes de manera que puede prescindir de información “no relevante”. Simplemente busca aquello que puede identificar y que responde a algún patrón conocido.
Pero esto es tremendamente peligroso en la toma de decisiones cuando nos enfrentamos a problemas sistémicos: nuestros mecanismos de toma de decisiones consciente e inconsciente (como explica el psiquiatra Luis Rojas Marcos) se basan en un patrón que hace uso de la experiencia para predecir lo que ocurrirá en el futuro, pero en un sistema no lineal, A+B no siempre son C y por tanto no disponemos de todos los patrones para poder predecir que va a ocurrir. Como consecuencia, la inseguridad, la incertidumbre y el miedo.
En resumen, la incertidumbre está aquí para quedarse, y creo que éste es uno de los temas más relevantes y más complejos de la nueva gestión empresarial del S.XXI. En las escuelas de negocios, centros de formación e investigación, se tiene que trabajar mucho en la investigación y la innovación de nuevas propuestas y comportamientos para aproximar esta circunstancia. Los MBAs o los cursos de gestión de los próximos años deben tener como una de sus asignaturas fundamentales la gestión de la incertidumbre (y por ende la gestión del cambio y de las resistencias) que permitan a los líderes futuros afrontar estos problemas de una manera distinta a como nos han enseñado a nosotros.
Y mientras tanto, ¿qué podemos hacer?. Yo creo que lo que todos hacemos cuando nos encontramos en la situación de esquiar una pala complicada: Ir a por ello. Disfrutarlo. Lanzarse. Bajar. Sonreir. Utilizar técnicas básicas. Mirar alrededor. Aprender de cómo están resolviéndolo los demás esquiadores. No tener miedo.
Es una obviedad, pero no te queda otra. Y todos podemos hacerlo. ¿Cuánta gente habéis visto que llame a los servicios de socorro para que le saquen de una pala complicada?. Si acaso, llaman cuando han tenido un accidente. No cuando tienen miedo.
Las claves las resumo del artículo de José Cabrera que citaba al principio, porque las suscribo al cien por cien:
- (…) Lo que no sabemos es mucho más importante que lo que sabemos (…) céntrate en aprovechar aquellos hechos imprevisibles de carácter positivo que aparecen en tu camino …
- (…) No te angusties por lo que pueda pasar. No te pares, decide y sigue adelante, …
- (…) el futuro solo es reconocible cuando llegamos a él (…) debemos aceptar la experimentación, la ambigüedad y la incertidumbre como valores naturales y saludables para nuestras organizaciones …
- (…) preocúpate menos por la vergüenza a fallar, y más por perder la oportunidad de tu vida …
Al fin y al cabo … las pistas las cierran a las 17.00. Y tenemos poco tiempo para disfrutarlas.