Conozco dos tipos de emprendedores: aquellos con una vocación temprana y los que tienen la vocación tardía. Los primeros son suficientemente inquietos como para salirse del carril establecido (al menos en nuestro país) de estudiar el máximo número de años posible para luego trabajar para otros y toman el atajo de estudiar menos años y lanzarse a establecer una iniciativa empresarial con mayor o menor éxito. Las razones son muchas, (y darían para una tesis doctoral), pero fundamentalmente por tres motivos: a) son inquietos, b) han mamado esa cultura en su entorno más cercano o c) no les queda otra. Pero, ¿qué pasa con los segundos?. ¿Dónde se meten los emprendedores tardíos antes de hacer su aparición?.
Creo tener la respuesta: en el carril establecido. En la empresa (de otros), trabajando (para otros). Lo que ocurre es que ellos no son como los otros. Normalmente, durante los años que trabajan para otros suelen ser personas inquietas, que inician nuevas actividades, que producen cambios, que atraen a gente, que empujan, que se salen del carril. Son intraemprendedores.
Cuando hablo con aquellos que he conocido en su etapa de trabajar para otros o en su etapa posterior de emprendedor descubro que siempre, en todas las etapas, han disfrutado de su trabajo y de lo que hacían en cada momento. No es que estuvieran «obligados» a ejercer un trabajo que en el fondo «no querían». Simplemente han descubierto que podrían seguir aportando como emprendedores más tarde en su carrera. Todos comparten la esencia que comentaba en un anterior artículo: Humildad, Pasión y ExperimentaCCión.
Pues bien, conviene insistir (sobre todo en ésta epoca de crisis deprimente donde abundan tantos dementores y ladrones de energía y felicidad): hay que estar cerca de los emprendedores y los intraemprendedores. Son personas que transmiten energía y alegría. En las últimas dos semanas he vuelto a tener la oportunidad de estar cerca de varios de ellos y en todo momento les recuerdo sonriendo.
¿Cómo me convierto en intraemprendedor?
¿Y si tu no eres emprendedor, ni tardío ni temprano (pero envidias la felicidad y energía que ellos transmiten)?. Y si estás en el carril establecido (trabajando para otros, siendo un eficiente engranaje de la maquinaria de creación y explotación de valor que son las organizaciones empresariales hoy en día) pero notas que te falta algo y que puedes contribuir aún más, ¿es posible convertirse en uno?.
No creo que sí. Precisamente, si tienes esa inquietud, es porque tienes dentro parte de esa «pasta especial». Si no, sencillamente no estarías leyendo hasta aquí, seguramente estarías ya en la máquina del café compartiendo con los compañeros «lo mal que están las cosas», o lo poco que «la empresa» valora lo que tú haces, o quizá estarías «enmarronado hasta los tuétanos» intentando sacar el trabajo adelante, sufriéndolo, y no perdiendo el tiempo en este blog.
En todo caso, si quieres probar el viaje hacia el intraemprendizaje, te doy una misión y cuatro pertrechos que te van a ayudar en el camino.
La misión.
Tu misión es sencilla. Crearte un marco de contribución para tí en la organización a la que perteneces actualmente. Un espacio, proyecto, iniciativa, desafío, problema o reto en el que tú sientas que puedes aportar. Que hagas tuyo, independientemente de tu función o responsabilidad actual, de los recursos de los que dispongas o de quién te haya pedido que trabajes en eso.
En todas las organizaciones hay problemas u oportunidades. Las tuyas las tienes al lado. Toma uno y hazlo tuyo. Será tu marco de contribución. Tu espacio de creación de valor. Tu proyecto. Tu empresa.
Primer pertrecho: Cambiando mis hábitos. Haciendo espacio.
Ahora que tienes una misión que cumplir debes conseguir el suficiente combustible para poder llegar al final. Debes abrir espacio para poder ocuparte del proyecto. Y espacio es lo que no tienes en tu rutina diaria. Como bien dicen J.M.Gasalla y L.Navarro: «Nada cambia si yo no cambio», por lo que tenemos que empezar por un pequeño ejercicio de introspección.
Mi planteamiento en esto es sencillo: céntrate en comprarte dos horas de tiempo a la semana. Y he elegido cuidadosamente las palabras al escribir la frase anterior. El cambio no es profundo, ni de la esencia, sino pragmático y orientado a la acción. No te hagas trampas desplazando actividades al fin de semana o a las noches. Elimina de tu agenda aquellas cosas que menos valor aporten. Haz limpieza y consigue generar dos horas a la semana, nuevas, limpias, juntas, de calidad para completar tu misión. Deja las otras treinta y ocho para el trabajo del día a día. Y recuerda que esto supone un cambio de algunos hábitos, construyendo otros nuevos y dedicandole los veintiún días de rigor en la perseverancia y constancia de la repetición para marcarlos a fuego en tus neuronas.
Si tienes dificultades para conseguirlo, leer sobre productividad personal puede ayudarte. Dos blogs recomendados: ThinkWasabi (de Berto Pena) y El Canasto (de Jeroen Sangers).
Segundo pertrecho: Detectando oportunidades.
Nos ha costado un tiempo llegar hasta aquí, pero ya has conseguido generar dos horas semanales de calidad para tu proyecto de intraemprendizaje. Ahora hay que gastar esas horas generadas en la identificación del área donde vas a actuar. Para eso, hay que mirar al exterior. Hay que entender lo que está pasando. Hay que salir de la rutina y buscar las oportunidades. Necesitas vitamina mental que alimente la oportunidad de detectar el cambio.
Esto pasa indefectiblemente por «preguntarle a Google». Por buscar en la web. Por navegar y seguir a aquellas personas que están explicando los cambios. Necesitas inspiración y entendimiento. Y lo vas a hacer en tres pasos:
- Busca fuera. Créate una breve lista de personas a las que sigues por los temas que tratan. Un par de ellas son personas que trabajan en tu mismo sector, son los que están anticipando el cambio de la industria en la que te mueves. Otras, son personas que hablan de los conceptos -transversales- de management que te interesan o que ves más relevantes a tu entorno actual. Puedes buscarlos en twitter filtrando por los «hashtags» que describen los temas que te interesan. O puedes buscar blogs que seleccionen y recopilen artículos sobre ese tema (yo mismo comparto una lista de los artículos que leo y que me resultan interesantes en este feed). Finalmente, dedica un tiempo adicional a buscar inspiración general. Si no sabes por donde empezar, hazlo por TED. Itera varias veces, crea y renueva tu lista, prueba. Al final te debería quedar una mezcla: 30% líderes del cambio en tu industria, 60% líderes del cambio transversal y 10% inspiración general.
- Recopila y analiza. No se trata sólo de leer y escuchar. Conviene ir reflexionando, extrayendo la sustancia y repasando lo leído. La técnica que yo utilizo para ello tiene tres fases/herramientas: (a) Escanear. Para lo cual utilizo Google Reader (en el iPad con la aplicación Reeder) y Twitter con la inestimable ayuda de la aplicación readitlater, para guardar aquellas cosas que no me da tiempo a leer en profundidad en un primer momento. (b) Ordenar y filtrar. Clasifico por temas lo leído. No podría hacerlo ágilmente sin Evernote y sus etiquetas. Ahí guardo lo más valioso. Los artículos, párrafos o ideas que son más relevantes. Es el archivo donde consultaremos después. (c) Sintetizar, destilar y compartir. Una vez asimilados los temas, construimos sobre ellos, buscamos su relevancia en nuestro entorno. Lo reescribimos. Lo que yo hago es compartirlo en este blog, o redistribuir artículos completos vía twitter o google reader. Lo hago porque creo que al compartirlo tenemos mejor medida de el valor que esa destilación aporta. En todo caso, siempre puedes escribir tus notas en un cuaderno o en un mapa mental.
- Traslada lo aprendido a tu día a día. Por comparación. Identifica áreas en tu trabajo diario donde puede producirse ese cambio que has asimilado. Donde se pueden introducir mejoras. Sugiero que empieces por las más sencillas, las que son incrementales y en tus ámbitos de responsabilidad más cercanos. Este es el ejercicio más difícil, porque seguramente tras mucho leer y analizar querrás hacer grandes cambios. No conviene. Las grandes montañas necesitan de entrenamiento y práctica. Si acometes cambios demasiado grandes seguramente te añadirás dosis de frustración y ansiedad que no te convienen. Trabaja desde la humildad en cambios pequeños.
Tercer pertrecho: Hazte escuchar
No vas a conseguir crearte ese marco de contribución que buscas tú solo. Necesitas enganchar con los demás. Hacerte escuchar. Que los demás vayan comprando tu idea. Lo mejor para ello es ir construyéndote una red de confianza, un conjunto de personas que dentro de tu organización de influencia mútua. A la que aportas valor y que te aportan valor.
Recuerda que ese marco de contribución que queremos crear lo hacemos fuera del «circuito establecido» y es en ese circuito donde están los recursos. ¿Cómo vas a poder llevar a cabo el cambio sin recursos?.
La respuesta está en tu capacidad de crearte una red de confianza en tu organización. Tendrás que ser capaz de entender la política de la organización, de generar tu propia marca personal desde la honestidad y la humildad y de ser capaz de ejercer un liderazgo por influencia al margen de los galones y poder que te ofrezcan tu puesto o función actual. Ahí tienes los temas sobre los que leer: #confianza, #marca personal, #liderazgo por influencia, #poder.
Cuarto pertrecho: Capacidad de ejecutar ágilmente.
Llevas tiempo preparándote para el cambio. Has conseguido tiempo, vitamina mental, la confianza de la organización y sólo te faltan tus resultados. El problema es que no vas a disponer de los recursos ilimitados que necesitas para hacer el gran cambio que has detectado. Sólo dispones de dos horas a la semana y de la buena voluntad y pequeñas colaboraciones que te prestan los miembros de tu red de confianza.
La respuesta: abraza los principios de Agile Business Management. Intenta marcarte objetivos cortos, alcanzables rápidamente con pocos recursos, evoluciona, itera, corrige y avanza al mismo tiempo. Haz lo que hacen los emprendedores «de verdad» cuando están fuera de la gran organización:
- Tienen pocos recursos, por lo cual simplifican al máximo: menos es más.
- No saben las respuestas, por lo cual iteran. Prueba y error. Haz, mide, corrige, haz.
- Escuchan al cliente. Se centran en resolver su problema. Interaccionan con él.
De nuevo, algunos temas sobre los que leer: #agile, #lean startup, #customer development, #agile business management.
En conclusión: se hace camino al andar
Poco a poco irás consiguiendo pequeños éxitos que alimentarán tu conocimiento, tu capacidad de ejecución, el prestigio de tu marca, el valor de tu red interna, tu confianza, tu motivación, en definitiva esa energía necesaria para acometer el siguiente proyecto -más complejo-.
Te habrás convertido en un intraemprendedor. Poco a poco, sin darte cuenta. De esos que sonríen.
(Quiero dedicar este post a esos emprendedores que me han inspirado. Sólo en los últimos quince días: Diego, Carlos, Manu y Pepe).
Y tu, ¿qué opinas?