Te recuerdo que ya estamos a 15 de marzo y aún no has hecho tu revisión de objetivos y tu plan de desarrollo. Vale que ya contamos con que no tendremos subida este año y que a lo más que podemos aspirar es a mantener el sueldo unos meses más, y que lo del bono suena ahora al cuento chino de las stock options de hace unos años pero, ¿podríamos aprovechar la coyuntura para, siquiera, hacer el plan de desarrollo aunque sea una vez?.
Reconozco que el plan de desarrollo siempre ha sido una de las cosas que más me ha costado trabajar, tanto con mis supervisores como con mis supervisados. Por mucho que he utilizado metodologías avanzadas, le he dedicado horas a pensarlo y he tenido la suerte de contar con recursos formativos, siempre me ha quedado la sensación de que a todo ello le faltaba coherencia. Es por eso por lo que hoy os presento el borrador de la beta del concepto de lo que será el método definitivo para gestionar(te) el plan de desarrollo personal.
Primer paso: La visión y la estrategia a 10 años
Si, claro. Al final se trata de aplicar los mismos conceptos que utilizamos en la gestión empresarial a uno mismo. Por eso términos como Marca Personal están convirtiéndose en una tendencia en los últimos años, lo mismo que la estrategia y el propósito personal (vale, esto reconozco que tiene algunos cientos de años más), o incluso el modelo de negocio personal.
De modo que si queremos llevar a cabo un plan de desarrollo, lo mínimo que podemos hacer es tener una somera idea de dónde queremos estar en los próximos 10 años. Para ello:
- Hacemos un pequeño ejercicio de visualización e imaginamos cómo será un día cualquiera de nuestra vida dentro de 10 años. Aquello que imaginemos, lo será porque nos gusta. Es una pequeña trampa para ayudarnos a ver cuáles son nuestros motivadores.
- Definimos éxito. Esta será nuestra medida de consecución de objetivos. ¿Qué es el éxito para ti?. Esta breve entrada de Bettina Gallego os ayudará a reflexionar sobre ello.
Segundo paso: una sincera evaluación de la situación actual
No tenemos que estrujarnos mucho la cabeza ni volvernos locos, pero creo que conviene hacer un pequeño análisis de dónde estamos hoy. Cuáles son nuestros puntos fuertes, nuestros puntos débiles, lo que nos motiva (impulsores) y lo que no nos gusta (frenos). Para ello:
- Pide feedback. Habla con la gente que te conoce, pregúntales su opinión sobre estas cuatro «categorías». Toma nota de sus palabras, intégralas, fórmate un marco y, sobre todo, no te creas nada, puesto que al final no es más que una opinión que otros tienen sobre tí. En todo caso te ayudará a reflexionar.
- Utiliza herramientas. En este artículo tienes una recopilación de 8 herramientas para el autodiagnóstico. Está muy trabajado, por lo que creo que no debo añadir más (salvo la recomendación de seguir a la autora del blog, uno de mis favoritos).
Tercer paso: definiendo el camino con ayuda del mapa
Una vez que tenemos clara la orientación futura y el estado actual, tenemos que ponernos en marcha. Para ello realizamos un ejercicio de «backcasting«, que no deja de ser un palabro curioso para un proceso de razonamiento deductivo que conecte el futuro con el presente.
Y es en esta fase donde viene una de las novedades de la metodología que aplico, puesto que los ejercicios del paso uno y dos creo que son más o menos habituales en las metodologías estándar. Sin embargo, a la hora de trazar los pasos a dar no contamos con un mapa o proceso que nos guíe.
Por eso volvemos a tirar de libros y métodos de gestión empresarial para aplicarlos a nosotros mismos. Y creo que, a principios del sXXI, lo que toca es aplicar las metodologías de gestión de la innovación. Es decir, construir un proceso de innovación personal. Vaya por delante que es un proceso difícil, del mismo modo que lo es el de la innovación empresarial, pero tiene la enorme ventaja frente a éste que sólo depende de ti.
Las dificultades a las que nos enfrentaremos son tres:
- Escasez de tiempo. Da igual cuántas horas dediques a la formación al año. Pero intenta, al menos, dedicar una hora a la semana, sistemáticamente a tu plan de desarrollo (léase innovación) personal.
- Destrucción creativa. Es uno de los principios de la innovación, pero aplica igualmente a nuestro caso: En el proceso tendremos que transar con los cambios. Habrá que dejar cosas atrás, renunciar a algo, para construir nuevos espacios.
- Miedo al cambio. Si, claro. Reconozcámoslo, en el fondo estamos contentos con cómo somos y lo que sabemos hacer y aportar. Lo que pasa es que no es suficiente. Así que ni lo pienses y da el primer paso.
- Los cuadrantes de arriba dan cuenta de una innovación interna: en nuestro caso, más centrada en nuestras capacidades, conocimientos y actitudes. Los cuadrantes de abajo, dan cuenta de una innovación hacia el exterior: en nuestro caso, centrada en como interactuamos con los demás, como generamos valor, cómo aportamos.
- Del mismo modo, los cuadrantes de la izquierda dan idea de un proceso de innovación evolutiva, incremental, frente a los cuadrantes de la derecha que dan cuenta de un modelo de innovación más rupturista.
Entonces, ¿qué tengo que hacer?, vaya por delante, que en tu plan tendrás que incorporar cambios e innovaciones en todos los cuadrantes. Tu plan de trabajo lo construirás con acciones y componentes de todas ellas, pero permíteme que te detalle otro día cómo hacerlo.
Una sugerencia, aprovecha los días que tienes hasta semana santa para empezar a trazar tu plan. Quizá de este modo las obligadas reuniones de revisión de objetivos y de plan de desarrollo tengan un sentido y una utilidad mayor para todos.
Y tu, ¿qué opinas?.